sábado, 7 de junio de 2008

"La decadencia apenas si nos hará falta"

Palabras de Karl Kraus.
Una suerte de clima de disolución, de corolario brutal del cinismo de las últimas décadas ha hecho de nuestros "intelectuales" unos cumplidos habitantes del pensadero imaginado por el comediante.
El tono de lo dicho más arriba responde a que en estos días recordaba sobre qué apostasías se ha construído la figura del "intelectual" argentino, seguidor de todas las modas y todas las lógicas de los hechos que lo pongan en el sitial del presuntuoso juez del curso de la historia -incluso cuando dictamina que ha finalizado y no nos queda que esperar más que esta magra libertad-de-compra, o de-morirse-de hambre, o de "acompañar"-a-los-que-mandan-.
Consecuencias de una relación con la "cultura" constituida en el "típico gusto francés", o la enfermedad (mortal) rioplatense, aires de Marsella, el gran lupanar -sin que falte el pequeño heidegger de diseño para postestructuralistas hundidos -por tedio- en las tinieblas del irracionalismo al uso-.
En fin, son las arquitecturas módicas de la clase media ilustrada, a mitad camino entre el bon vivant y James Dean, con arrebatos de jacobinos recatados, o mejor, de girondinos...y son los terrores de los melancólicos, los sombras "luminosas" de penas delgadas y estimulantes.
Hay tanta imbecilidad que la decadencia no nos hará falta....ahora que los habitantes del pensadero de Palermo Soho o equivalentes se dedican a escribir Cartas Abiertas en las que intentan abolir o sacralizar a las vaquitas, pero, como siempre, no tocan la propiedad...las vaquitas, son ajenas...

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