domingo, 13 de enero de 2013

Sine ira et studio, sine spe.

“Cuanto más envejezco yo misma, más constato que la infancia y la vejez, no sólo se juntan sino que son también los dos estados más profundos que nos es dado vivir. La esencia de un ser se revela en ellos, antes o después de los esfuerzos, aspiraciones o ambiciones de la vida (...) Los ojos del niño y los del viejo miran con el tranquilo candor de quien aún no ha entrado en el baile de máscaras, o bien de quien ha salido ya. Y todo el intervalo parece un tumulto vano, una agitación en el vacío, un caos inútil, y uno se pregunta por qué ha tenido que pasar por él.”

Marguerite Yourcenar, Archivos del Norte.


Así estamos, sosteniendo el paso de baile un rato más...
Comenzaré este año del Señor de 2013 con el deseo de encontrar un lugar de silencio, un espacio interior sin perturbación, sine ira et studio, como Tácito prescribía para alcanzar el buen juicio, et sine spe, sin el denso velo de la expectación, como enseñaba Spinoza...me bastaría con una esperanza humilde, como dice el tango, la del pleno y modesto presente.

sábado, 14 de julio de 2012

Nadie

SALMO


Nadie nos amasará otra vez de tierra y de limo,
nadie soplará palabra a nuestro polvo.
Nadie.
Alabado seas tú, Nadie.
Por amor a ti queremos
florecer.
En contra
de ti.
Una nada
éramos, somos, seguiremos
siendo, en flor:
la rosa de nada, de
nadie.
Con
el buríl diáfano de alma,
el estambre desolado de cielo,
la roja corona
de la palabra de púrpura que cantamos
sobre, oh sobre
la espina.

PAUL CELAN

miércoles, 7 de marzo de 2012

Nepsis

Por la tarde de hoy leí el elogio fúnebre que Pierre Hadot hace de André-Jean Festugière, extraordinario estudioso de la Antigüedad.
Hadot se mueve con soltura en un género, la oración fúnebre, caro a los franceses. Entre las muchas observaciones de interés que hay en el escrito, Hadot hace notar la soledad de la tarea intelectual de Festugiére, motivada, en aquel momento, por su creciente dedicación a pensadores o tendencias filosóficas y religiosas consideradas "menores". 
En esa línea describe el modo de trabajo de Festugière, resaltando su devoción extrema por la precisión en sus estudios, y a modo ilustrativo, recuerda el siguiente comentario del helenista francés: "Dios puede estar en una iota suscrita". 
Me quedé pensando que ésta es una de las mejores apreciaciones acerca del problema del "lugar" de lo divino, de las formas de su "advenimiento" que he escuchado -leído- en mucho tiempo, y que resume, de manera magistral, las implicancias de lo que Simone Weil entendía por attente, la atención como espera, apertura, vigilancia: nepsis. 
En sus propias palabras: "Les biens les plus précieux ne doivent pas être cherchés, mais attendus". Esperar intensamente lo que no podemos conseguir, pues sólo puede ser recibido.


Nota:  En la fotografía de conjunto de los frailes novicios dominicos en 1924, Festugière es el primero de la derecha, en la parte inferior. 


viernes, 24 de junio de 2011

Indiscretos: Antonio, Mahler, DFD y los peces...



He tenido que modificar esta entrada, presidida por un video de DFD cantando el Lied que menciono más abajo. Desgraciadamente ese video ya no está disponible, pero va este otro, para percibir en el canto algo de lo que escribí en su momento aludiendo también a la imagen.

Mahler parece haber compuesto este Lied mientras espiaba tras una roca a Antonio sermoneando a los peces, y Dietrich Fischer-Dieskau, con un rostro en el que Domine Fredericus adivinaría "profundidades de cervecería", parece haber espiado a Mahler por alguna nocturna ventana musical, para interpretarlo del modo en que lo hace: un "gay saber". Antonius, Mahler, DFD, todos ellos, nadando en la poesía y la música, siguiéndole el ritmo a un insólito grupo de peces pícaros. Buena combinación para este noche de San Juan, en una hoguera hecha de resplandores acuáticos y chispas armónicas. Menos mal que San Antonio no encontró a quien predicar en la Iglesia y salió a buscar a estos movedizos"auditores", otra vez: nihil est sine voce.

jueves, 9 de diciembre de 2010

Quanta cura

Una de mis manías de fin de año, algo así como mi propio rito de purificación y renovación, es revisar papeles, o archivos, en este informático mundo. Me encuentro con un breve texto, escrito para presentar una colección de estudios de ciertas historiadoras de mi amistad.

Allí impunemente digo:

"La figura de Clío “tejedora” evoca los atributos de las antiguas Moiras -hijas de Necesidad- a las que Platón se refiere en el juicio de las almas relatado en el Mito de Er (Rep. X, 617c). Son Láquesis, Cloto, Átropo quienes hilan el destino humano en torno al huso de Necesidad. Ellas juzgan el pasado y trazan el futuro según la calidad de los actos.

Pero es Cloto, dispensadora del presente, quien mantiene firme el eje del tiempo. De esta suerte la labor histórica, ejecutada en el tiempo sucesivo, se aquilata en una actualidad que, al narrar los hechos, los juzga, los pondera, les dona sus posibles futuros y con ellos teje el infinito lienzo de nuestra libertad.”

Pienso ahora: además de las obvias distinciones entre los diferentes conceptos de libertad que son "dichos" en el discurso de la historia según su desarrollo epocal, y sin entrar en otras precisiones acerca del estatuto de la historia con relación al tiempo y a  los asuntos humanos -cuestiones acerca de las cuales Martín H. ha abundado usque ad nauseam-, se me ocurrieron algunas addendas, hijas de mi libre discurrir y de mis estrategias de resistencia a esta altura del clinamen anual.

Primera addenda:

Si fuera consecuente conmigo misma diría que el lienzo de la libertad es más “intrincado” que "infinito", como afirmaba uno de los grandes Ciegos –JLB-. De un modo igualmente intrincado Tomás de Aquino enseñaba que el libre albedrío es infinito en cuento a la ilimitación de nuestras posibilidades prácticas, pero finito en cuanto a nuestra condición limitada en el tiempo.

Hic Rodhus, hic salta: así de tensa es la trama de nuestros días. De la bona dea, la diosa fortuna de los romanos, que compensaba –por fuerza- el talante trágico de los griegos; a la Providentia cristiana, esa incómoda “costura” de lo finito en lo infinito, que se torna banal o se adensa hasta dar el salto de gracia –no la apuesta pascaliana, sino el “salir para salir” del peregrino-, por la libertad, otra vez, por el don.

Segunda addenda:

Mi cerebro, ya errabundo, se acordó, a propósito de las Moiras, de las Nornas de la mitología nórdica, una suerte de hechiceras en la versión "domesticada", se entiende, por el domus que delimita el derecho de herencia, modo volgare, el patriarcado.

Ésas, más arcaicamente, son las Madres que narran el comienzo y el transcurso de las cosas, como la Vala de la Völsunga Saga  –antiguo poema épico cosmogónico-. Tales son las figuras equivalentes y antecedentes de las brujas que aparecen en el comienzo y el desenlace de Macbeth y anuncian los hechos sangrientos y dramáticos que habrán de ocurrir.

Tercera addenda:

En el horizonte dramático del teatro isabelino los hechos humanos se componen bestialmente, como los ingredientes mutilados del potaje de las brujas, y no como la memoria de los comienzos y las recapitulaciones. En esta memoria primera se separa un sentido para lo humano, distinto del ciclo natural, en aquélla los acontecimientos se manifiestan como la sustancia confusa y turbulenta que revela y anticipa -en su casus fatal- el abismo del hombre. 

Se trata de la finita infinitud de Hamleth, el príncipe melancólico que desgasta el tiempo y no lo vive: soñar, morir…una libertad disuelta, sin tensión, que ni sueña inocentemente como las bestias, ni muere sabedor de su  tiempo. 

Y esa figura evoca, como contrapartida, a la de Caedmon, el rapsoda que guardó las palabras del inicio para la gentis anglorum, el mismo que pasó a la muerte con libertad integra e indiferente, como quien viaja desde el canto hacia el silencio,  erigiendo en él su morada última. Lo cuenta Beda el Venerable en su Historia ecclesiastica. Cito en la bella traducción inglesa el breve pasaje que narra la muerte de Caedmon:

"He laid his head on the pillow, and falling into a slumber, ended his life so in silence.”

martes, 7 de diciembre de 2010

Chesterton en la mira, o en la mirada de Chesterton


Como en estos días no tengo muy claro si mi brújula mental está afectada por algún ilocalizable campo magnético, o si, simplemente, el desierto crece -en su modalidad epocal, la idiotez-, me concentro en Chesterton, para viajar en compañía agradable durante lo que resta de 2010.

Esta es la explicación que da en su autobiografía del argumento de "El hombre que fue jueves", y no tengo más que decir:


"Pero la cuestión es que toda la historia es una pesadilla sobre las cosas, no tal como son, sino como le parecían al joven ligeramente pesimista de los años noventa; y el ogro, que aparece brutal, pero que también es en el fondo, benevolente, no es tanto Dios, en un sentido religioso o antirreligioso, sino la Naturaleza a los ojos de un panteísta cuyo panteísmo naciera del pesimismo. En cuanto al sentido de la historia, intentaba empezar pintando un cuadro negro del mundo y avanzar hasta dar a entender que el cuadro no era tan negro como se había pintado en un principio."

lunes, 4 de octubre de 2010

Los troskos

Días de tomas de colegios y facultades en diferentes puntos del país al que convenimos en denominar Argentina, jornadas en las que se pontifica por doquier, con momentos sublimes del discurso bienpensante que jamás, jamás de los jamases se pregunta porqué, además de las intervenciones memorables del peronismo brutal, que si algo sabe es mostrar la hilacha.
Me ha tocado escuchar y leer reiteradamente discursos que apuntan a vituperar a un "personaje" o grupo al que voces disímiles acuerdan en llamar "los troskos", término que, según los casos, remite a identidades políticas bastante más diversas o complejas que las que indica la apelación al querido Trotsky. 
El trosko o los troskos son desdeñosamente mencionados por los militantes posibilistas de la juventud -no tan joven- K, quienes han decidido quedarse con lo que el sistema y sus despreciables patrones se dignan darles, o por los eternos academicistas que admiten llorosos la precaria situación de "nuestras instituciones", dixit domine Fredericus, pero se sienten "incómodos" por no poder ingresar al sancta sanctorum a seguir estetizando.
Los troskos parecen sintetizar en esta coyuntura a esa especie de militante o agrupación que obstaculiza las módicas pretensiones de unos y otros.
Según las consabidas expresiones peronistas los troskos ponen palos en la rueda, le  hacen el juego a la derecha, etc. -todavía hay jóvenes peronistas que no se han enterado que ellos forman parte de la derecha...ya les llegará la hora de la automanifestación-.
En palabras del progresismo chic que pulula por todas partes pero sobre todo en ese otro país que convenimos en designar  "Ciudad Autónoma de Buenos Aires", los troskos son individuos a los que no les interesa estudiar, irredentos propagadores de revoluciones imposibles y trasnochadas, testigos de un recuerdo molesto: la universidad argentina y el mendaz modelo de intelectual que ha medrado en ella en los últimos 20 años es un tinglado que se cae a pedazos, sin spleen, sin arte aleatorio, sin Barthes, Blanchot o Agamben que la salve. 
Las tomas acontecen no sólo porque los edificios están en ruinas, también los ideologemas que los han apuntalado en estos años. Quizás estemos ante una forma de acción política con un programa rústico, llena de confusiones y carencias, pero es acción, lo cual no implica una legitimidad de hecho, pero sí abre el juego para su propia crítica, para su propia transformación superadora, al menos por exteriorización, por ponerse en escena y hablar.
Pero ya se sabe, para el peronismo la única acción "política" válida es la del líder o la compadreada del puntero, y para el progresista neocon la expresión "acción política" no significa nada porque no se puede subsumir en ningún discurso post-post-post que les lave la mala conciencia.
Harta de tanto macartismo salvaje o maquillado, me congratulo por las tomas y felicito a los troskos -yo misma soy una de ellos, que no se arrepiente ni mendiga perdones académicos-, y apuesto a que asambleas, tomas, movilizaciones, se multipliquen, el conflicto se profundice y la incomodidad se vuelva intolerable, a ver si, de una vez, las palabras tienen materia, al menos por un rato.