lunes, 23 de junio de 2008

Ivanova noch' na Lisoy gore. En la noche de San Juan, de mayo a junio.





Así se ve el sol de medianoche en Suecia desde mayo hasta junio, y en este marco se celebra la noche de San Juan, el Midsommardagen, la luz más "larga", el comienzo del verano. Así se vió un Akelarre "de diseño" acontecido en las famosas -y trágicas- cuevas de Zugarramurdi.


En esta noche de San Juan recuerdo a mi abuela diciéndonos que tuviéramos cuidado de mirar a la higuera-la misma higuera que está a unas cuadras de casa-, pues el árbol estéril de los evangelios florece en la víspera de la fiesta de San Juan, y quien ve esa flor imposible y recóndita, puede padecer terribles consecuencias.


El solsticio de verano europeo, antigua fiesta precristiana, es también la noche del gran Akelarre en la Euskal Herria de mis ancestros. La comuna de Bilbao hoy convocaba a un gran Akelarre, -postmoderno, claro está, lo cual es inevitable por aquello del desgaste del tiempo sucesivo-.

Para que no falle la memoria -y se abulte el bolsillo-, en 2010 se recordará, con gran afluencia de turistas al pueblecito de los olmos ruines, según la etimología euskara para Zugarrarmurdi-, los cuatrocientos años de una hoguera nefasta, la que consumió las vidas de las brujas condenadas en el conocido proceso inquisitorial de 1610.


Merodeando un poco en la web, encuentro algunos tesoros celebratorios, que paso a detallar:
Primero, la letra de algunas canciones populares, entonadas en esa ocasión,

Al pasar el trébole, el trébole, el trébole,al pasar el trébole la noche de San Juan.

Al que coja la verbena la mañana de San Juan no le pica la "culiebra" ni bicho que haga mal.

Por supuesto, se alude aquí al trébol de cuatro hojas, augurio de buena fortuna, buscado afanosamente en los bosques y prados. En ese tiempo de inmensa renovación de todo lo vivo que se inicia con el verano, también era costumbre ir en busca de la hierba conocida como verbena, conjuro contra las alimañas de todo tipo, y también, lo que no es menos importante y quizás la causa verdadera de sus efectos benéficos, la que propiciaba los requiebros amorosos.

Agua, fuego, signos de purificación y renovación, son elementos dominantes de esa fiesta, desde la hoguera hasta los baños que se tomaban en aquella noche como constancia de la novedad del ciclo natural...el antiquísimo fuego que consume lo viejo, también los dolores, en esta noche "sin penas".


Luego, un dato precioso y desconocido, la obra de Mussorgsky, Una Noche en el Monte Pelado o Una noche en la árida montaña, es el nombre con el que se conoció el poema sinfónico que en rigor se titulaba "La noche de San Juan en el Monte Calvo" ("Ivanova noch' na Lisoy gore").


La composición fue inspirada por una historia corta de Gógol en la que un campesino asiste a un acto de brujería en el Monte Calvo, cerca de Kiev.
Ahora entiendo un poco más el clima de esa música furiosa que me fascinó -y sigue haciéndolo-, en mi adolescencia.


Finalmente, otro recuerdo, el Romancillo de Mayo de Miguel Hernández, leído con asombro y devoción en los últimos años de la escuela primaria, allí el mes de mayo adelanta los verdores de junio.


Cito sus claras palabras:


"Van los asnos suspirando

reciamente por las asnas.

Con luna y aves, las noches

son vidrio de puro claras;

las tardes, de puro verdes,

de puro azul, esmeraldas;

plata pura, las auroras

parecen de puro blancas

y las mañanas son miel

de puro y puro doradas.


Campea Mayo amoroso;

que el amor ronda majadas,

ronda establos y pastores,

ronda puertas, ronda camas,

ronda mozas en el baile

y en aire ronda faldas... "

Pánta plere théon, decía Tales, "todo está lleno de dioses".


jueves, 19 de junio de 2008

Föðurland

“Nada me asombraría que la telaraña (la forma universal de la telaraña, entendamos bien, la telaraña de Platón) hubiera sugerido al asesino (porque hay un asesino) su crimen.”

J.L. Borges, Abenjacán el Bojarí, muerto en su laberinto.

La telaraña universal de Platón, la forma, el arquetipo, la antigua psykhé heraclítea, tejiéndose y destejiéndose en el devenir, las pequeñas arañitas que divertían a Spinoza, y que en su tela luchaban y a cada caída formaban una nueva figura, o una proyección geométrica de la única e impersonal Figura, vasto despliegue de atributos y modos....
El azar de Bataille, que evocando a Nietzsche, resulta una idea "arácnida y desgarradora".
Variaciones de la universal telaraña, incesante labor de todos y ninguno...
El laberinto arácnido urdido miméticamente por el asesino, tiene, ha de tener, su clave...

Si la infinita telaraña del universo puede recorrerse y condensarse en el Nombre de Dios, que como un Aleph lo abre y lo atraviesa, si el Impronunciable es el Padre de la Literatura, y por ello de la enumeración, (finalmente del tiempo), cada palabra reúne y dispersa el Nombre, cualquier palabra, cualquier hombre, pueden ser la cifra y el redentor. La palabra cae en el azar, el hombre es nadie.
El universo-Dios-literario de Borges, es aquella esfera hermética, “cuyo centro no está en ningún lugar, y su circunferencia en todas partes”. Un dios descentrado y omnipresente, un dios atroz, arácnido...
“Nadie está en algún día, en algún lugar; nadie sabe el tamaño de su cara”. El joven Jorge Luis desespera porque el Aleph no le devuelve las líneas del rostro de Beatriz Elena Viterbo. El desquite de lo determinado, el pondus irreductible del individuo.

martes, 17 de junio de 2008

Celan, acerca de estos tiempos

UNA HOJA, desarbolada,
para Bertolt Brecht:

¿Qué tiempos son éstos,
en que un diálogo
es casi un crimen,
porque encierra
tanta cosa dicha?

Paul Celan

jueves, 12 de junio de 2008

Todavía. Milosz, 1945.

"En la estepa, conforme se vendaba los pies sangrantes con un trapo,/ Comprendió el fútil orgullo de aquellas encumbradas generaciones:/ Hasta donde podía ver, una tierra rasa, irredenta./ Y en tan drásticas condiciones, ¿qué tiene el poeta que ofrecer?/ Sólo lo que se le ha concedido merced a la costumbre y la ceremonia, merced a la civilización:// Parpadeé, ridículo y rebelde,/ Solo con mi Jesús María en contra del poder irrefutable,/ Descendiente de ardientes plegarias, de doradas esculturas/ y milagros". C. Milosz, "1945".

Aquí afuera, donde hace mucho domina una nota permanente que parece indicar que todo lo antaño valorado camina hacia la nada, me reencontré con estos versos de Milosz.
Me llegó en ellos el consuelo del "todavía" que resuena en sus palabras: "Descendiente de ardientes plegarias, de doradas esculturas/ y milagros". Allí el tiempo de la existencia se vincula con el pasado como con un don, que hace perceptible a la duración con la intensidad necesaria para que la historia tenga cuerpo, volumen, rostro humano.
Es difícil "ver" el presente: ¿qué hay en ese cúmulo de ahoras que aturden y enturbian el ojo?
Quizás el hoy es indiscernible porque se ha adelgazado en extremo o ha roto su relación con el pasado. No hay relato que contenga nuestra actualidad, aislada y raquítica.
El futuro se ofrece, entonces, como una suerte de discontinuidad....llegamos a él por un golpe de la sucesión, no es fruto del itinerario de un ser mortal, que camina hacia el final, hacia el significado de sus días, porque puede hacerlo.
Con el Jesús María en la boca, ridículos y rebeldes contra lo irrefutable de los hechos, nos hacemos dignos de un linaje, nos arropamos en milagros de formas, palabras, y melodías.

lunes, 9 de junio de 2008

"Pero en el interior sí está hecho". Ernst Jünger, 1948.

""Pero en el interior sí está hecho". Una frase para meditar sobre ella, llena de significado. Hay una terminación de nuestras acciones en lo absoluto, un complemento que siempre es independiente del éxito o del fracaso. Eso representa un gran consuelo.Nuestras acciones son comparables a disparos que estuviesen animados por una fuerza doble. Por un lado son como flechas disparadas por el arco de la vida; esas flechas están sujetas al azar, a la fuerza de la gravedad, al viento. Dan en el blanco o fallan; no está en nuestras manos la trayectoria que siguen. Pero, a la vez, la cuerda, al estar tensada también por fuerzas de amor, lanza la flecha hacia lo que está por encima de lo real, en una trayectoria recta, que alcanza su meta en lo invisible. (...) Y si tensamos bien el arco, experimentaremos el instante maravilloso en que nos llega la respuesta. Pues en el interior sí está hecho."
Kirchhorst, 2 de diciembre de 1948.

Con estas palabras Ernst Jünger termina el segundo tomo de la edición española de "Radiaciones", un conjunto exquisito de notas personales, al modo de un diario "meditado", escrito durante toda la segunda guerra.

Durante mucho tiempo me resultó consolador pensar que el impulso de nuestros actos se vincula interiormente con sus motivaciones, por lo cual, más allá de los efectos, hay algo que se tensa y se cumple allende nuestra individualidad pero contando con ella, si "tensamos bien el arco"...

En definitiva, lo dicho implica una confianza en que hay un orden que toma su figura, que se adensa, cuando nuestra libertad le da "materia", le presta un rostro.
Entonces, trascendiendo la mera fuerza de los hechos, nos transformamos de acuerdo a la sustancia de nuestro deseo -las fuerzas de amor-, por el ardor que se tiende en nuestros actos, pero es siempre más que ellos por mor de un exceso que nos salva de nuestras pequeñas o grandes cárceles.

A ésto lo llamo Providencia Divina, otros lo llamarán sentido de la vida, o del mundo, o belleza, o qué se yo; o tendrán la discreción de no ponerle nombre:..."en el interior está hecho". Permanecer, como decían los medievales, "magnánimos", con el ánimo grande, generoso, para los días que nos sean dados.

sábado, 7 de junio de 2008

"La decadencia apenas si nos hará falta"

Palabras de Karl Kraus.
Una suerte de clima de disolución, de corolario brutal del cinismo de las últimas décadas ha hecho de nuestros "intelectuales" unos cumplidos habitantes del pensadero imaginado por el comediante.
El tono de lo dicho más arriba responde a que en estos días recordaba sobre qué apostasías se ha construído la figura del "intelectual" argentino, seguidor de todas las modas y todas las lógicas de los hechos que lo pongan en el sitial del presuntuoso juez del curso de la historia -incluso cuando dictamina que ha finalizado y no nos queda que esperar más que esta magra libertad-de-compra, o de-morirse-de hambre, o de "acompañar"-a-los-que-mandan-.
Consecuencias de una relación con la "cultura" constituida en el "típico gusto francés", o la enfermedad (mortal) rioplatense, aires de Marsella, el gran lupanar -sin que falte el pequeño heidegger de diseño para postestructuralistas hundidos -por tedio- en las tinieblas del irracionalismo al uso-.
En fin, son las arquitecturas módicas de la clase media ilustrada, a mitad camino entre el bon vivant y James Dean, con arrebatos de jacobinos recatados, o mejor, de girondinos...y son los terrores de los melancólicos, los sombras "luminosas" de penas delgadas y estimulantes.
Hay tanta imbecilidad que la decadencia no nos hará falta....ahora que los habitantes del pensadero de Palermo Soho o equivalentes se dedican a escribir Cartas Abiertas en las que intentan abolir o sacralizar a las vaquitas, pero, como siempre, no tocan la propiedad...las vaquitas, son ajenas...

viernes, 6 de junio de 2008

Meliora latent

En "Macbeth", del principio al final, domina el pensamiento de la destrucción: "Sólo tiene vida en mí lo que aún no existe", dice Lord Macbeth a Banquo cuando comienza a pensar en "cargarse" al rey Duncan, y declara a Lady Macbeth, cuando debe eliminar a Banquo: "Sólo el crimen puede consumar lo que ha empezado el crimen". Supongo que en todo este trayecto hay un momento en que no se discierne el porvenir -"el día siguiente"-: "Yo soy inaccesible al miedo. Tengo estragado el paladar del alma"..."Esa engañosa palabra mañana, mañana, mañana, nos va llevando por días al sepulcro, y la falaz lumbre del ayer ilumina al necio hasta que cae en la fosa". Resulta estimulante saber que en el drama el espía anuncia inmediamente después de estas palabras que ha visto "marchando al bosque de Birnam", signo de la derrota de Macbeth, según profetizaron las brujas. Adiós Macbeth, quien se despide con un alentador deseo: "anhelo que el orbe se confunda", para morir por la espada de Macduff, quien fue arrebatado de las entrañas de su madre muerta, y por ello estaba facultado para matar a Macbeth, pues nadie "nacido de mujer" podía hacerlo, pero sí Macduff nacido "antes de tiempo".

Otra vez, en Dunsinania, la "puerta del Mesías". ¿Cómo distinguir el "pleno ahora" de la "promesa oculta" de "mañana"?.

Macbeth dice una verdad: la senda de la fosa es alumbrada por el "pasado". Pero, hay un "ayer" singular, el de Macduff, quien por un designio revelado en el momento preciso (en el dichoso "instante") puede decir "mañana". No sabemos ni el día ni la hora, y la gracia está llegando siempre. Meliora latent.