viernes, 20 de julio de 2007

El descanso del entendimiento

"Finjamos que soy feliz triste pensamiento un rato/ séame el entendimiento alguna vez de descanso", Sor Juana, ya se sabe.
Me resulta familiar que el entendimiento sea el cómplice para el descanso, a la hora de la verdad la inquietud del entendimiento tiene su raíz en el corazón, el centro del mundo anímico.
El entendimiento finje o puede hacerlo, no el corazón, de allí que el lugar de la verdad esté en él, de ahí, igualmente que la verdad no sea simple, ni el corazón un problema domésticamente sentimental.
El demonio del mediodía, decían los padres del desierto, anida en el corazón, en el ánimo que no halla quietud y no puede estar consigo. Por eso, la paz es el resultado de un combate en el que el entendimiento trabaja lateralmente, a lo sumo es el aliado provisional para los descansos, con y sin fingimientos.
El corazón encuentra su medida en lo abierto, cuando los lazos que lo unen a las cosas de este mundo se muestran. Finalmente, las fuerzas que constituyen nuestra vida se revelan en las tensiones, las tramas, esas que labran sus objetos en la facticidad de su combinación, dando lugar al enigmático pronombre: yo.
Otra vez, la paz se encuentra "toda ciencia transcendiendo", según enseñaba Fray Juan de la Cruz, no ignorando, trascendiendo, ensayando el salto...

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