lunes, 22 de febrero de 2010

Ex corde, con Roth

Aún no he tenido la dicha de leer "Las ciudades blancas" de Joseph Roth, -Die Weissen Städte-, libro publicado en 1925 como parte de un conjunto de textos sobre viajes. En este caso esas ciudades son las del centro y sur de Francia, que Roth deseaba conocer desde su infancia.
Por las crónicas periodísticas de algún suplemento literario patrio, me llegan dos citas del comienzo del texto:

“Siempre me ha faltado corazón” (...) “Desde que soy capaz de pensar, pienso sin piedad”.

Si bien Roth me ha deparado una gran cantidad de revelaciones de diversa índole, estas palabras golpean en el centro de un modo de la relación con el pensamiento que me resulta muy cercana.

¿Qué es pensar sin piedad, sin corazón? En principio es instaurar una distancia mental, habilitar un ángulo de análisis con capacidad de separar el hueso del tuétano.
La pietas, la piedad, supone reverencia, devoción por su objeto.
El pensar excluye esa reverencia, incluso la reflexión del entendimiento que vuelve sobre sí es una forma de referencia intelectual que carece de pietas, en ella no hay inmediatez pues se pone a sí misma en la distancia o como distancia. Justamente por esta razón la reflexión juzga, es diacrítica.
"Siempre me ha faltado corazón"....para pensar piadosamente.

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