domingo, 16 de noviembre de 2008

De la transparencia "...qué cosa son los sueños"

Ha pasado un buen rato desde mis últimas palabras por aquí.

Las causas son pedestres, poco tiempo, muchas tareas, agitaciones de segundo cuatrimestre académico.
Sea por los rigores de la biología, sea por el tiempo de la cultura, lo cierto es que cuando se acerca el fin de año de algún modo se perfilan los balances, las revisiones, en fin, la necesidad de detenerse un poco a pensar, antes de dar otra vuelta al ciclo de las cosas.
Siguiendo las enseñanzas de mi querido KM, lo medular se conoce en la práxis, y yo, en estos días, he tratado de pensar qué queda de lo "propio", del conjunto de señas que llamamos identidad, cuando uno ya cuenta con algunas décadas, y sobre todo, cuando nos hemos reinventado lo suficiente como para preguntarnos, quiénes somos ahora, las que fuimos...
Me alegra decir que me parezco a la que fui, en el núcleo sustancial que se descubre como el hilo rojo de las búsquedas, los desvelos, los deseos, pero que no coincido con ella punto a punto, y que, de fondo, me alegra no coincidir, me libera. Ir tras lo que ostentosamente llamamos "la verdad" no siempre, por fortuna, da los resultados previstos, o siquiera tolerables.
En esta perspectiva se me hace perceptible que la ilusión del yo y sus "verdades" tiene su correlato en la pretensión de transparencia. Y esa "transparencia" tiene sus manifestaciones pedestres: la más habitual, y no menos estulta, es la presunción de "frontalidad", el decir lo que se piensa, como si todo pudiera decirse, como si nuestros pensamientos fueran el oráculo de Delfos sin enigma...pura rusticidad.
Pero más compleja es la transparencia por la que nos suponemos idénticos a nuestros proyectos, a nuestros ideales, concepciones, en fin, a todo el armamento mental que impone montañas de argucias discursivas sobre los meros actos, tendencias, sentimientos, opacidades.
El "juego peligroso de la transparencia" muestra su inanidad cuando el desastre entra en la vida y necesitamos alimentarnos de los sueños más recónditos, callados, sin saber bien "qué cosa son los sueños".
Va entonces este poema de Sophia de Mello -en la magnífica traducción de Diana Bellessi-, a poner belleza y enigma en este asunto:


De la transparencia

Señor, líbranos del juego peligroso de la transparencia
En el fondo del mar de nuestra alma no hay corales ni conchas/
Sino sofocado sueño
Y no sabemos bien qué cosa son los sueños
Conductores silenciosos canto sordo
Que un día súbitamente emergen
En el gran patio liso de los desastres.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No puedo rozar el comentario, siquiera. Pero quiero agradecerte, por los bellos momentos.

Jehanne dijo...

Agradezco sus palabras. Vale su apreciación.